Durante casi cuarenta años, Wim Wenders y Pina Bausch, una de las bailarinas contemporáneas que cambiaron el arte del siglo XX, soñaban con hacer algo juntos.
La idea era filmar las performances de los bailarines del Tanztheater Wuppertal, la compañía que Bausch dirigió durante 36 años. Pero poco antes de empezar, Pina Bausch murió. Los bailarines decidieron seguir adelante y Pina es un logro mayúsculo, humana e indispensable para disfrutar el homenaje a la mujer que le dio cuerpo y movimiento a la conciencia europea.
El tema subyacente es la soledad, la violencia y la imposibilidad de encontrar la redención. Junto a Francis Bacon, Bausch habló sobre el dolor como ningún otro artista del siglo XX. Sin cuestionar, sin desenmarañar, sino aceptando que lo peor ya ha sucedido.